Cortar unas tajadas de pan casero duro, mojarlas un poco, luego estrujarlas ligeramente. Disponer las tajadas en un plato y condimentarlas rociandolas con vinagre, aceite de oliva, sal y pimienta. Esta es, sin duda, la originaria receta de este gustoso plato al que, con el pasar del tiempo, se han añadido muchos ingredientes según la fantasía de quien la prepara: cebolla, ajo, anchoas saladas sin espinas, tomate, albahaca, pepinos, pimientos y...quien más tiene, más ponga; es buena siempre y de todos modos.
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